martes, 30 de octubre de 2007

Pastilla en House of Blues


Ricardo Camarena

Redactor de Espectáculos

(La Opinión, 19 de marzo de 1999)

Surtió efecto la segunda dosis de Pastilla.

Un House of Blues con sold out el jueves por la noche demostró la nueva capacidad de convoctoria de la banda de rock bilingüe, durante la presentación de su álbum Vox Electra.

El evento había dado principio desde las siete de la noche con música de DJ y el teloneo de la banda En Violeta.

Pasadas las 8:30 de la noche el cuarteto de Pomona inició su actuación, con un cambio en sus filas: el bajista Eddie González fue sustituido por Daniel “N”, guitarrista oriundo de la ciudad bajacaliforniana de Ensenada.

“Eddie se quedó estudiando en su casa”, dio como única explicación el cantante de voz destemplada, casi adolescente, cuando fue inquirido sobre el paradero de su exbajista por alguien de la pista.

Por ende, el vocalista Víctor “El Chicles” Monroy tomó a su cargo el bajo eléctrico. Su hermano, Adrián, se mantuvo fiel a los requintos de su guitarra eléctrica con una seriedad inmutable.

Los cuatro integrantes vestían trajes estilo comando, de distintos colores. Impasible, el baterista Eric Ruvalcaba marcaba las entradas de cada tema. Así desfilaron en el repertorio Ataúd, Por qué quieres poder, Tatú y el tema estelar Amor metal.

En algunas de estas interpretaciones, Pastilla contó con la colaboración en el teclado programado por parte de Antonio “N”, integrante de la banda Voz De Mano.

Las rondas de slam y clavadistas dieron color a su presentación, y el mismo sabor y ambiente que a los conciertos de grupos como Maldita Vecindad, Café Tacuba y La Lupita.

Fue grato oír a la mayoría del público asistente tararear los temas de los hermanos Monroy, con la misma familiaridad con la que se cantan en ese mismo recinto los temas de Jaguares o de Enanitos Verdes en concierto.

La parafernalia promocional que rodeó el concierto tuvo grandes aciertos y se logró que la gente colmara la pista y la planta alta del club. No en balde dos grandes mantas con el nombre de la banda y la compañía patrocinadora del evento pendían del conocido cartel del corazón con el nombre del club

Una de las variantes del concierto fue cuando Adrián interpretó el tema principal del segundo disco, Vox Electra.

Tras un par de baladas lentas –quizá de las más destempladas que se hayan escuchado en ese recinto– una buena pieza rítmica hizo volver el vertiginoso ambiente de slam y rock.

Pastilla entonces volvió por sus fueros y se animó a interpretar una pieza en inglés sobre el ser homosexual en este país. Al mismo tiempo, uno de los más entusiastas jóvenes del slam, de cabeño teñido y al que Víctor dedicó uno de los temas, era desalojado con rudeza innecesaria por parte de los custodios del club.

A las 9:30 de la noche y con Amor metal Pastilla intentó cerrar el concierto, pero el cuarteto fue reclamado furiosamente por sus seguidores.

Fueron interpretados entonces un buen par de temas más, y poco antes de las 10, terminó definitivamente uno de los mejores conciertos de la banda angelina: justo a tiempo para correr a casa y así llegar a tiempo para la transmisión de un capítulo más de Mirada de Mujer.

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