sábado, 27 de octubre de 2007

¿Dónde estaba Shakira?

Ricardo Camarena

Redactor de Espectáculos

Los ojos.

Es muy difícil dejar de ver a Shakira a los ojos, que lo abarcan todo. Ni la bronquitis les merma luz, ni declina el arqueado de esas cejas negras que los coronan.

Ella, también de negro y con el pelo comprimido en pequeñas trencitas y bucles negros en serio, contesta a las preguntas con paciencia conventual, como la de quien ha pasado en un claustro, alejado del mundanal ruido, bastante rato.

Y en efecto; la menuda cantante colombiana de 21 años acampó en el estudio de grabación de Emilio Estefan Jr. por meses, hasta culminar lo que es su nuevo disco ¿Dónde están los ladrones?

“Fueron nueve meses, como un bebé, los que pasé grabando este disco”, señala con la primera sonrisa.

Shakira indica que antes de esta productiva reclusión “estaba recorriendo el mundo ‘con los pies descalzos’; con miles de sueños gordos y alados en mi mochila y con el mayor deseo de cumplirlos. Hoy en día ‘estoy buscando los ladrones’, a ver si aparecen”, agrega en un juego de palabras que le es característico, con voz tenue y algo de rubor.

Así como la mayoría de sus nuevos temas, la referencia al título del disco asegura que es autobiográfica: “Me robaron en un aeropuerto una maleta en la cual estaban mis canciones y no tenía copias de ninguna de ellas. No me acordaba de nada y fue una experiencia muy traumática”.

Agrega en serio y en broma: “Viví el correspondiente ‘duelo’, la pérdida de mis canciones. Sentí que las habían arrancado de mis entrañas, que ya no estaban más conmigo todas esas canciones que me acompañaron tantos días. Pero de esa mala experiencia se derivaron cosas buenas”.

“Como por ejemplo”, prosigue, “la canción Dónde estan los ladrones, que la compuse para sonreír ante ese suceso. Y fue finalmente el nombre del álbum de piezas que me pertenecen todas, que reflejan mis vivencias, de las preguntas que me hago y las respuestas que a veces encuentro a ellas”.

Cuestionada sobre si pudo componer con la frescura del anterior disco, aun cuando estaba bajo la supervisión de Estefan Jr., dice que “más bien la presión existía básicamente porque Pies descalzos me había dejado en un punto (cuatro millones de unidades vendidas) desde el cual era muy difícil partir y comenzar de nuevo. Tenía grandes compromisos con mi gente, conmigo misma, tantas responsabilidades… Pero la presión nunca vino por parte de Emilio”.

“Al contrario”, replica, “tan pronto conocí a Emilio, mis niveles de ansiedad bajaron. Él me inyectó todo el positivismo que necesitaba para sacar todo este proyecto adelante; me brindó su apoyo incondicional y me abrió las puertas de su estudio. Allí estuve viviendo prácticamente nueve meses, una vida de claustro, dedicada completamente a este proyecto”.

“Me dio todos los recursos humanos y técnicos posibles para poder lanzarme a este mar tempestuoso que fue la producción de este disco. Y lo fue, porque tuvo una naturaleza complicada: 11 canciones trabajadas hasta el detalle, planteadas y replanteadas, y vueltas a replantear”.

Aunque ‘no crea en Carlos Marx’, como dice una de sus canciones, Shakira afirma que: “un poco ése es mi método: la tesis, la antitesis, para llegar a la síntesis. Y de nuevo a otra tesis y así, hasta llegar hasta la antitesis de esa síntesis”, dice con una gran sonrisa ante el embrollo dialéctico.

“Me contradigo mucho; yo creo que soy un mar de contradicciones. Pero creo que ése es el resultado de saltar de una contradicción a otra, como una abeja salta de una flor a otra, o algo así”, metaforiza apenada, prolongando una carcajada que desafortunadamente se vuelve una sonora tos.

Repuesta del acceso, Shakira habla acerca de la forma en que se trabajaron los temas del disco: “me considero una cantante pop con corazón de rock. Y evidentemente en este álbum pude depositar todo ese ‘corazón rock’ sin timidez. Digamos que fui un poco más desinhibida para hacerlo; sigo haciendo dance, baladas. Para mí todo tiene un espíritu, una actitud, que revela mi devoción al rock”.

“Básicamente fueron canciones que exploré al máximo a nivel de sonidos; por ejemplo, usamos amplificadores viejos para lograr sonidos ‘retro’; usamos equipo de muy baja y de muy alta fidelidad, para lograr un tipo de sonidos de contraste. Pero lo más importante siempre fue preservar la melodía y las letras, porque me considero 100% melódica. No pienso entrar en ninguna competencia con alguien, musicalmente”.

“A pesar de hacerlo en Miami, y aunque las conguitas ya las había empleado en el disco anterior, sólo en una canción de este álbum, Moscas en la casa, hago una especie de bolero country, con guitarras eléctricas; el lenguaje de la guitarra acústica es bastante ‘folk’. Las congas llevan el ritmo de bolero. Es una cosa extraña, como yo, con elementos de distintas culturas (Los ancestros de Shakira Mebarak, su nombre completo, son de origen libanés)”.

“Inclusive, traigo en un tema trompetas típicas mexicanas; en otra canción hago una pieza dance con guitarra eléctrica y trémolo, en fin; me gusta hacer esas combinaciones y lograr ese tipo de contrastes”, afirma antes de un tosido la artista que dice tener repartido su hogar entre Colombia, Miami, “y también en los aviones”.

Y que lo diga: le esperan giras promocionales por Japón, Europa y Medio Oriente, en vistas a la preparación de conciertos para presentar en vivo estos nuevos temas. En lo que al exitoso disco anterior se refiere, Shakira comenta que sus composiciones Estoy aquí, Pies descalzos y Un poco de amor tuvieron las correspondientes versiones en portugués, para el público brasileño.

Por otro lado, a resguardo de la chismología sobre su vida personal, la joven cantante dice de ella que “la persona pública se escondió, como una flor cuando llega la noche. Porque era mi noche; todos estos nueve meses eran la noche de la creatividad, del ensueño. Yo diría que durante todo ese tiempo dejé asomarse libremente a Shakira la compositora y la productora, como un paso adelante en mi carrera. Esta nueva responsabilidad la cargué sobre mis hombros”.

Resume esta labor así: “Digamos que fueron nueve meses saludables, de aprendizaje, pero físicamente muy desgastantes, porque casi todos los días salía del estudio a las tres o cuatro de la mañana o a veces al día siguiente; dormía en el estudio”.

“Porque a través de mi música no sólo mi público me conoce más; yo misma me conozco más, y aprendo de mí cosas que realmente desconocía como compositora, como productora y cantante”, concluye la autora de Ciega, sordomuda, Si te vas, Que vuelvas e Inevitable, entre otras canciones que, también inevitablemente, pronto estarán aprendidas como letanías entre las adolescentes de medio mundo.

La tos vuelve a ella, pero la sonrisa nunca se le ha ido.

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