domingo, 21 de octubre de 2007

PARÁBOLA DEL ROCK EN ESPAÑOL


Esta es la breve historia de decenas de grupos de jovencitos -y no tan jovencitos- cualquiera que,al rebelarse contra lo que fuera (obvio a esa edad en que han padecido una escolarización fulminante de toda individualidad) quisieron superponerse a Lo Establecido:

orden/desorden

silencio/ruido

disciplina/desmadre

responsabilidad/vagancia

masa anónima/celebridad

cultura/ignorancia ("contracultura")

Tomaron –sin entenderlos cablamente –elementos del lumpenproletariat y se uniformaron con ellos, con su slang, con su actitud de vida. Como nadie los oía lo gritaron; como nadie los entendía le pusieron música, pero para ser congruentes con su iconoclasia, procuraron desafinar.

Contra lo que pensaron, fueron exitosos y fueron ganando espacios: desde los pequeños antros segregados, hasta el espacio estelar en festivales al centro de los grandes ágoras del mainstream, bateando en Ligas Mayores con buen porcentaje (lo nuevo, si breve, vende dos veces bien).

Pronto les llovieron contratos y dinero, hasta que tuvieron inexorablemente que crecer. Y llegaron entonces otros jovencitos con una variante de la misma historia. Y así y así siguió este ciclo, hasta que hubo tantos, que le llamaron "rock en español".

Más que vivales, sus managers fueron vi$ionarios y, menos tontos y absurdos que esa carretada de rebeldes en busca de oportunidad. Mercaron con todos sus símbolos, con toda su música, sus consignas y hasta sus imágenes, y se vendió bien el producto, hasta que se agotó.

Entonces todos vieron que urgía vender otro tipo de cosas, lo que fuera. Y lo que pretendía ser una actitud de vida, cultura e idioma, el rock en español, al chico rato, inevitablemente, se tendría que convertir en oferta de temporada.

Antes de que eso sucediera, muchos mercaderes y artesanos del producto ya peleaban entre sí por nimiedades, apresurando sólo con ello la mala calidad del producto, aún antes de fabricarlo.

El epitafio del movimiento rezaba así: “No se pelién, men, no se pelién; para saberse peliar hay que saber con quién".

Era de Molotov.

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