viernes, 4 de enero de 2008

Pop en acrobacia


Ricardo Camarena

(La Opinión, 25 de enero de 2001)

Actualmente casado y con un hijo, mantiene en su persona un desaliño bohemio, que bien corresponde al generacional. Barba en interinato, ropa holgada; garabatea su foto promocional mientras en la entrevista habla de todo: de sus influencias musicales como The Beatles y The Smiths; de su preferencia por los escritores Truman Capote, Federico García Lorca, Robert Louis Stevenson.

Es Mikel Erentxun Acosta, cantautor español de pop nacido en 1965. Empezó en la banda Los Aristógatos en 1982. Intentó hacer un dúo, sin exito. Pasó fugazmente por la banda 'Journeys to glory’, y por una banda de corte sinfónico, en la que fungió como cantante y guitarrista.

Empezó en 1984 con Diego Vasallo y el baterista JuanRa, del grupo Daltons, su exitosa carrera como Duncan Dhu, nombre de un personaje de Stevenson. Pero también allí brota el germen de su trayectoria alterna como solista: “Después del álbum Supernova Diego y yo decidimos darnos un tiempo – hasta el siguiente disco de Duncan Dhu– para probar cada uno en solitario, por diferentes motivos. En mi caso, para hacer cosas nuevas y descansar un poco de la forma de trabajar como el grupo, que era ya muy grande, con mucha infraestructura. Me apetecía hacer algo mucho más sencillo”.

“Entonces”, prosigue, “casi como un juego, como un divertimento, como una descarga, me puse a escribir las canciones y a grabar Naufragios, mi primer disco. Y fue una sorpresa, porque fue un gran éxito; vendimos muchos más discos que todos los demás álbumes de Duncan Dhu, en México, en Chile; obtuvo un Disco de Oro”.

“Pasaron mil cosas que no me habían sucedido nunca formando parte de Duncan Dhu. Pero entonces quise replantearme todo; que nunca iba a dejar Duncan Dhu, pero conservaría mi carrera en paralelo”, dice con voz tenue, como la de sus canciones.

Después de grabar Teatro Victoria Eugenia y otro álbum más con Duncan Dhu, Erentxun comenta que vuelve a grabar en solitario El abrazo del Erizo, con la colaboración de su amigo Miguel Bosé en una de sus canciones. Es considerado un disco en el que se ven claramente sus influencias británicas. “Endurecí un poco el sonido, lo acerqué más al rock; es un disco con mucha energía. Me permitió además hacer una gira muy grande por toda España y México. De hecho, con cada disco defino una etapa de mi vida; me desnudo interiormente y con las fotos, las grabaciones, las letras de las canciones, hago un compendio de mi vida. Generalmente son dos años de acto creativo, mientras se proyecta, se graba, se distribuye y se conoce por la gente”.

Con su nuevo disco, Acróbatas, Erentxun dice mostrar su permanente influencia por parte del movimiento musical británico.

“Cuando compongo en solitario, evidentemente parto de la base musical de Duncan Dhu; es muy difícil alejarse de eso, entre otras por ser el cantante de ese grupo. Es un nexo común muy importante entre las dos carreras. Sin embargo, he podido experimentar un poco más. He hecho tres discos solistas, y creo que cada uno es un paso adelante respecto del anterior. Ha aprendido más y canto mejor. Canto en tonos muy distintos a los de Duncan Dhu, cuyo sonido se ha convertido en algo como muy clásico, muy completo. Digamos que he encontrado ya nuestro sonido. Sin embargo, como Mikel Erentzun todavía estoy a la búsqueda de mi sonido; creo que me estoy acercando, en la dirección correcta”.

Dice componer libremente, sin directrices ni presión alguna por parte de la disquera; “por el contrario, siempre he relaizado en mis discos lo que he deseado musicalmente; el éxito tampoco me ha presionado. He sido muy, muy libre y eso es una gran suerte: no tener ningún tipo de atadura ni hilos invisibles en mi carrera. Así es como puedo dejar fluir lo que sale directamente del corazón y se convierte inmediatamente en canción, tal cual la he imaginado y pensado en la calle, sin manos ajenas”.

Acróbatas me permite ya que la gente no me reconozca más como ‘el cantante de Duncan Dhu’, sino como Mikel Erentxun; participo totalmente en el disco, después de un año de concebirlo y de escribir todas las canciones en casa, como productor, además de involucrarme en el diseño de las cubiertas, en la fotografía”, aclara.

“En cuanto al contenido de las letras, puedo decir que son vivenciales, intimistas; puedo prescindir casi totalmente del exterior. Son muy cotidianas, un poco más atemporales; creo que si las escribes del exterior, ubicándolas en momentos concretos, envejecen muy rápido. Prefiero escribir sobre el amor, la amistad, con una validez ahora y siempre, y que no están ubicadas en un sitio determinado. Trato de transmitir sentimientos, no ideas ni política”, subraya el vocalista.

“El mundo del artista es un poco ficción: de momento estás delante de tu público, la gran multitud. Pero se acaba el concierto y todo mundo vuelve a casa con su familia, mientras el artista se queda solo en la habitación de un hotel. Un concierto le produce un ‘subidón’, de energía, de adrenalina; pero luego cuesta bajar. Hay un momento difícil para volver de nuevo a la realidad”, dice finalmente.

Así han surgido entonces A pleno sol, Selena, Todo es igual siempre, En mis brazos, Tu nombre en los labios, Puedo dormir de un tirón más de una vida y otros temas que muestran la acrobacia universal del pop.

En este caso, la de Mikel Erentxun.

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